Donald Trump volvió a quedar en el centro de la controversia tras exigir públicamente que los Washington Commanders, franquicia de fútbol americano de la NFL, retomen su antiguo nombre -Redskins- si desean construir su nuevo estadio en la capital del país. La condición fue expresada a través de sus redes sociales y encendió la polémica, no solo por el contenido de la propuesta, sino por el trasfondo racial que revive.

El nombre "Redskins", retirado en 2020 tras la presión de patrocinadores y el contexto social generado por el asesinato de George Floyd, fue considerado ofensivo por las comunidades nativas estadounidenses durante décadas. La franquicia decidió dejar atrás una denominación con raíces discriminatorias impuesta por George Preston Marshall, un dirigente con antecedentes vinculados al racismo. Desde entonces, el equipo adoptó oficialmente el nombre Commanders.

A pesar de que el Congreso había aprobado una ley, firmada por Joe Biden antes de dejar el cargo, para transferir el terreno del viejo RFK Stadium al Distrito de Columbia, Trump amenazó con frenar todo acuerdo si no se restaura el nombre original. También apuntó a otros equipos, como los Cleveland Guardians, presionándolos para que vuelvan a llamarse Indians y recuperen el caricaturesco logo del Jefe Wahoo.

La propuesta genera alarma entre distintas organizaciones por el poder que Trump podría ejercer desde su posición. Líderes nativos consultados por medios como USA Today desmintieron la supuesta demanda popular por recuperar esos nombres, denunciando que solo perpetúan estereotipos y simbolizan una falta de respeto hacia los pueblos originarios. Para muchos, el deporte ahora se convierte en el nuevo blanco de las presiones políticas del expresidente.